martes, 13 de noviembre de 2007

Salones colectivos

Ejercita su vientre y me convida, casi lateral,
a proponer un ciclo en la geometría del movimiento.
No tan joven, la muchacha que ejercita su vientre
en los salones colectivos, quisiera también una mano deslizada,
un masaje en la espalda, una porción de crema
en los intersticios de la piel que el sudor hace lustrosa.
Cada tarde antes del baño, ella se sitúa
entre el alto espejo de pared y los cojines rojos
donde acostumbro leer a Heredia, Zenea, Martí, Casal, Guillén...
Yo recobro las palabras de un país, los ciclos en que se gesta
el movimiento oculto de la imagen, que después acogen multitudes.
Ella recorre la distancia mínima entre mi voz
y las últimas cremas importadas de Europa, ejercita su vientre,
pedalea con las piernas hacia el falso techo.
En el alto espejo que diluye la caída de los cuerpos
y de los antiguos valores, la imagen nos convida,
nos acoge múltiples, entre las manchas repetidas del azogue.


Edel Morales

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es lo más hermoso que he leido hoy en la blogosfera.Poesia máxima.Sublime.

Un saludo

Alberto Edel Morales Fuentes dijo...

Gracias, Ana María, por una expresión tan genuina; debe ser que aún enrojezco y no me lo creo.
un beso, y suerte, edel